Jade nació en Londres, y se dio a conocer gracias a su doble participación en el Gran Hermano británico, a pesar de que aquello que realmente le hizo saltar a las portadas de todas las revistas, fue una serie de insultos racistas a una de las concursantes del programa, una actriz india. Miles de portadas recogieron este hecho en el 2007, y clamaron por su salida de la famosa casa en la que se encontraba. Un año más tarde, Jade accedió a participar en la versión india del concurso, para intentar suavizar la situación en la que se había visto implicada. Durante su estancia, visitó varioas barrios marginales y además se disculpó en repetidas ocasiones con la actriz de Bollywood.
La sorpresa se materializó cuando, en pleno programa, a Jade le diagnosticaron un cáncer cervical, lo que supuso el abandono inmediato de la participante para poder recibir el tratamiento adecuado.
Poco después, se supo que su enfermedad era incurable. Ante esta situación, Jade Goody tomó la decisión de mediatizar su vida, incluyendo la lucha diaria contra un cáncer que tenía la batalla ganada de antemano. De este modo, concedió varias entrevistas a distintas cadenas de televisión, de prácticamente todo el mundo y firmó exclusivas. Lentamente su vida se iba apagando, y ella quería darles a sus hijos un futuro mejor; esto podría lograrlo gracias al dinero que recibiese de esta mediatización que despojaba a Jade de toda la intimidad posible, llegando a ridiculizarla hasta el extremo en alguna ocasión. Contrajo matrimonio y finalmente falleció el 22 de marzo de este año, dejando en las retinas de la audiencia su imagen grabada.

Como consecuencia de todo esto, se plantea el tema de la mediatización del ámbito privado de las personas, ya sea con unos fines más o menos lícitos. ¿Hasta dónde puede conducirnos el morbo despiadado de la audiencia? ¿Deberían moverse los responsables de las cadenas de televisión a favor o en contra de situaciones como éstas? La respuesta a estas dos preguntas es compleja. Por todos es conocido que hoy en día, la sociedad se mueve en función del dinero, y como extensión, de las cifras de audiencia que presenten los programas. Si algo vale, se insiste en ello. Si sabemos que una fórmula resulta, y además que vamos a ingresar mucho dinero por ello, ¿deberíamos omitir esa información y por lo tanto no actuar, por "respeto a la moral" ?
Mi opinión personal podría reducirse a una sola frase: El fin, en esta ocasión, justifica los medios. Justifica la actuación de Jade, puesto que está basada en el futuro que disfrutarán sus hijos. La forma de comportarse de los medios... varía en función de las gráficas de audiencia.
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